Elegí esta melodía, con este titulo tan decidor, para acompañar las imágenes de Violeta Parra entrevistada por Madeleine Brumagne, en su taller de Ginebra, Suiza. Pongan mucha atención en los conceptos que maneja la Violeta, como se refiere al alma de las personas, por ejemplo. Conmueve la humildad de esta mujer llena de sabiduría.
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Un fragmento de la entrevista:
Madeleine: ¿Violeta, quisiera saber por qué descubrió hace seis años la tapicería, qué le ha entregado?
Violeta: Sentí la necesidad de bordar cuando estuve enferma teniendo que quedarme en cama ocho meses. Y pensé que no podía quedarme sin hacer nada. Un día vi lana y un pedazo de tela y me puse a bordar cualquier cosa, pero la primera vez no salió nada.
Madeleine: ¿Por qué?
Violeta: Porque sabía lo que quería hacer. La segunda vez agarré el pedazo de tela, lo deshice y quise copiar una flor. Pero no pude, al terminar el bordado no era una flor sino una botella. Quise ponerle un corcho a la botella, y éste parecía una cabeza. Le agregué ojos, nariz y boca. La flor no era una botella, la botella no era una botella sino una mujer como aquellas que van a la iglesia para rezar todos los días, una beata.
Madeleine: ¿Sabia usted bordar?
Violeta: No, no sé nada. El punto que uso para bordar es el más sencillo. Yo no sé dibujar.
Madeleine: ¿O sea que usted inventó todo?
Violeta: Si, pero todos podemos inventar. No es mi especialidad.
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