sábado, 30 de diciembre de 2006

Año Nuevo... ¿Sin Pinochet?

Durante muchos años, año tras año, se repetía el sincero deseo de tener un “Nuevo Año” sin Pinochet. Todos deseábamos a un Pinochet bien muerto, muerto por el brazo justiciero del pueblo, haciéndole pagar la traición y el crimen.

A pocas horas de terminar este año 2006, y con el ex dictador recientemente fallecido, se cumple un antiguo anhelo largamente postergado. Sin embargo me he dado un tiempo para la reflexión, Si bien el tirano hoy está muerto, nuestra derrota es que haya muerto de viejo y sin castigo.

¿Pinochet está muerto? Yo aún lo veo vivo. No está en las viejas momias que velaron y lloraron su muerte. Él está en las estructuras institucionales, en los enclaves autoritarios. Está vivo en este país que se vende al mejor postor. Está vivo en la economía neoliberal. Está vivo en el continuismo de esta pseudo democracia. Está vivo en la salud y la educación privatizada. Esta vivo en el perverso sistema de AFPs. Está vivo en la represión que el estado ejerce hacia  quienes alzan la voz, ya sean estudiantes, mapuches o los sin casa.

¿Pinochet está muerto? Yo aún lo veo vivo en la Concertación de Partidos por la Democracia. ¿Concertados para que?... ¿Para administrar el modelo?, ¿Para cuidar sus puestos?, ¿Por la propiedad privada?, ¿Para pedir justicia en la medida de lo posible?... Hoy todo funciona en torno al metal… Adiós ideales, adiós conciencia, bienvenida avaricia, sobresueldos, facturas falsas.
Nuestros dirigentes cambiaron monedas por la libertad.

¿Pinochet está muerto? Yo aún lo veo vivo en las leyes injustas de nuestro parlamento. En una Ley de pesca que favorece abiertamente a las empresas pesqueras, en desmedro de los pescadores artesanales. En las mineras privadas que retiran millonarias utilidades sin pagar impuestos ¿No era que el cobre era chileno? Lo veo en las Leyes que permiten a las empresas forestales ocupar y explotar territorios ancestrales del pueblo Mapuche.

PATRIA O MUERTE era la proclama, PATRIA LIBRE O MORIR era la consigna, de miles de jóvenes pobladores que supieron del desprecio de las clases dominantes, de la desigualdad, de la falta de oportunidades y sobretodo de la violencia del estado. Jóvenes conscientes con un compromiso que no eludía la confrontación violenta, jóvenes dispuestos a asumir y aceptar la muerte (la propia y la del enemigo) como parte de esa lucha. Jóvenes comprometidos hasta los huesos, dispuestos a dar la vida por la causa de la libertad.


Si bien ninguno busco reconocimientos, ahí están nuestros hermanos Lucho, Mauricio, Toño, Marcelo, Peyuco, Pum Pum, Rafael, María Loreto, Mauri, Eduardo, Juan Antonio, Araceli, Pablo, Palito, Juan, y otros cientos de jóvenes combatientes que ofrendaron su vida por amor a su pueblo.

¿Vale la vida de estos los mejores hijos de la patria, las prebendas y acomodos que tienen los administradores de esta democracia de cartón?…. Absolutamente y definitivamente NO….

Por nuestros muertos, ni un minuto de silencio... Toda una vida de combate.



Francisco Villa, "El Roncador"